Repaso lo que ha dado de sí la semana informativa por estas latitudes fijándome en los protagonistas de la noticia ...
Un expolicía que no sabe salir de la pesadilla colectiva que supuso el 11-M (o quizás habría que pensar en la particular que para su grupo supuso el 14-M); un político que tras una calçotada dominguera hace tambalear la frágil estructura con un eructo que anuncia por dónde aparecerán los futuros problemas; un ciudadano anónimo que pone en un brete a un presidente de gobierno porque toma los cafés en un solo establecimiento; un periodista que hace malabares para defender una idea y la contraria para mantener su infalibilidad ante los oyentes; un partido político –que se dice liberal- y que utiliza las instituciones que controla para intentar inclinar la balanza hacia sus afines, ya que el sacrosanto libre mercado de los media se lo niega como consecuencia de la enquistada incultura de los consumidores; un administrador colocado a dedo, oriundo de algún lugar que existe, que clama para que su empresa sea adquirida por los alemanes, ... apelando al patriotismo; y la serpiente, la sempiterna serpiente, que sigue dudando entre cuál de los caminos a los que apunta su lengua, tomar.
... y de forma misteriosa me entran ganas de escuchar a Sabina.
P.S.: En EE.UU. millones de abejas obreras están desapareciendo misteriosamente dejando a la reina que se las apañe solita en su panal de rica miel y pregunto esperanzado ¿habrá vida inteligente en este planeta?
30.3.07
27.3.07
El zorro cuida el gallinero
El grupo PRISA ha sido desde siempre la gran bestia negra de los medios de comunicación afines a la derecha. Mucho antes de “doctorarse en liberalismo”, los seguidores de estos medios, conocían a la mayor parte de los miembros del consejo de administración, directores y profesionales más destacados del grupo, en la mayoría de los casos por su apodo.
No voy a hacer una defensa de PRISA, no son unos santos -aunque tampoco unos “losantos”-, pero creo que la respuesta de Rajoy ha obedecido más a un consejo (envenenado) que a un repentino calentón o a una estrategia meditada.
El PP ha llamado al boicot, y los primeros en secundarlo han sido las instituciones públicas que controlan. Más que preguntarse si esto se puede hacer legalmente, que entiendo que roza, sino lo ilegal, sí lo indecente, me haría la misma pregunta que sus medios afines no se cansan de realizar en programas, tertulias, artículos, chats, blogs, foros y demás soportes de comunicación a la mínima que su respuesta les interesa para convencer a sus oyentes/lectores: quid prodest?
Al PP desde luego no, y menos ahora que están en campaña -¿qué partido político con aspiraciones puede permitirse el lujo de prescindir de los medios del principal grupo de media español?-. En cambio, sí que aparecen como claros beneficiarios aquellos que se repartirán el trozo de pastel (grande o pequeño) que antes se comía este grupo de comunicación. Creo que los medios afines al PP esta vez han apretado demasiado en función de sus intereses. Primero fueron a por el ABC (me imagino que para enseñar a los responsables politicos el camino), y ahora quieren cobrarse la pieza grande, pero esta vez han obligado a dar la cara a aquel por el que tanto han hecho.
Mi duda es ¿aguantará el pulso el PP? ¿puede el partido prescindir de la publicidad electoral en los medios de PRISA –en su mayoría líderes en sus respectivos sectores-? ¿pueden obviar en campaña electoral a medios de comunicación líderes en el mercado? ¿estamos ante el error definitivo de Mariano Rajoy?
No voy a hacer una defensa de PRISA, no son unos santos -aunque tampoco unos “losantos”-, pero creo que la respuesta de Rajoy ha obedecido más a un consejo (envenenado) que a un repentino calentón o a una estrategia meditada.
El PP ha llamado al boicot, y los primeros en secundarlo han sido las instituciones públicas que controlan. Más que preguntarse si esto se puede hacer legalmente, que entiendo que roza, sino lo ilegal, sí lo indecente, me haría la misma pregunta que sus medios afines no se cansan de realizar en programas, tertulias, artículos, chats, blogs, foros y demás soportes de comunicación a la mínima que su respuesta les interesa para convencer a sus oyentes/lectores: quid prodest?
Al PP desde luego no, y menos ahora que están en campaña -¿qué partido político con aspiraciones puede permitirse el lujo de prescindir de los medios del principal grupo de media español?-. En cambio, sí que aparecen como claros beneficiarios aquellos que se repartirán el trozo de pastel (grande o pequeño) que antes se comía este grupo de comunicación. Creo que los medios afines al PP esta vez han apretado demasiado en función de sus intereses. Primero fueron a por el ABC (me imagino que para enseñar a los responsables politicos el camino), y ahora quieren cobrarse la pieza grande, pero esta vez han obligado a dar la cara a aquel por el que tanto han hecho.
Mi duda es ¿aguantará el pulso el PP? ¿puede el partido prescindir de la publicidad electoral en los medios de PRISA –en su mayoría líderes en sus respectivos sectores-? ¿pueden obviar en campaña electoral a medios de comunicación líderes en el mercado? ¿estamos ante el error definitivo de Mariano Rajoy?
20.3.07
Los experimentos de Milgram
A raiz de la serie de manifestaciones, o más concretamente, a raiz de los motivos que están llevando a los partidos (principalmente el PP, donde cree haber encontrado un filón y al que dirijo en primer lugar este post) a convocar estas manifestaciones, no dejan de venirme a la cabeza los experimentos de Milgram.
Durante la década de los 60, el profesor de psicología de la Universidad de Yale Stanley Milgram, realizó una serie de experimentos sobre obediencia y responsabilidad individual con el fin de medir la buena voluntad de un participante a obedecer las órdenes de una autoridad aun cuando éstas puedan entrar en conflicto con su conciencia personal.
Para ello, y a través de un reclamo para participar en un supuesto experimento sobre la memoria y el aprendizaje, dos individuos se disponían en un laboratorio. Uno de ellos (el gancho) hacía el papel de “alumno” y otro, (el sujeto del experimento) hacía de “maestro”. Al “alumno” se le ataba a una silla y se le colocaban una serie de electrodes. Al “maestro” se le situaba delante de una máquina con una serie de palancas marcadas con leyendas que iban desde “descarga leve” a “peligro: descarga potente”, finalizando con una en la que se leía XXX.
Al “alumno” (una persona que formaba parte del montaje, como ya he indicado) se le comunicaba que debía de memorizar una serie de listas de palabras y, si fallaba, el maestro le aplicaría una descarga leve que iría aumentando de intensidad a medida que se fuesen produciendo más fallos. Obviamente, las descargas eran falsas.
Los resultados del experimento fueron aterradores. Aunque el gancho mostraba de forma clara el “sufrimiento” que le producían las descargas, el “maestro” continuaba haciendo preguntas y accionando las diferentes palancas, incluso aunque no tuviesen respuesta por parte del supuesto “alumno”. Más de la mitad de los participantes en el experimento estuvieron dispuestos a electrocutar a sus “alumnos” hasta dejarlos inconscientes –o incluso producirles la muerte- solamente porque otra persona les había dado instrucciones precisas para hacerlo.
La conclusión que sacó Milgram es de las que te hacen temblar: “una persona corriente que cumple con su trabajo y no parece especialmente hostil, puede convertirse en el agente ejecutor de un terrible episodio destructivo. Además, pese a la naturaleza dañina de un acto incompatible con los criterios éticos más elementales, pocas personas parecen tener la suficiente entereza para resistirse a la autoridad”.
La pregunta que sigue es ¿son suficientemente responsables nuestros "científicos con bata blanca" para llevar a cabo estos experimentos? ¿todos los participantes saben "a quién" han de obedecer, es decir, todos siguen las consignas del mismo "científico"? o se dejarían llevar también por sus supuestos "ayudantes" que día tras día "traducen" sus consignas. En el segundo caso, tendríamos un problema mayúsculo.
Durante la década de los 60, el profesor de psicología de la Universidad de Yale Stanley Milgram, realizó una serie de experimentos sobre obediencia y responsabilidad individual con el fin de medir la buena voluntad de un participante a obedecer las órdenes de una autoridad aun cuando éstas puedan entrar en conflicto con su conciencia personal.
Para ello, y a través de un reclamo para participar en un supuesto experimento sobre la memoria y el aprendizaje, dos individuos se disponían en un laboratorio. Uno de ellos (el gancho) hacía el papel de “alumno” y otro, (el sujeto del experimento) hacía de “maestro”. Al “alumno” se le ataba a una silla y se le colocaban una serie de electrodes. Al “maestro” se le situaba delante de una máquina con una serie de palancas marcadas con leyendas que iban desde “descarga leve” a “peligro: descarga potente”, finalizando con una en la que se leía XXX.
Al “alumno” (una persona que formaba parte del montaje, como ya he indicado) se le comunicaba que debía de memorizar una serie de listas de palabras y, si fallaba, el maestro le aplicaría una descarga leve que iría aumentando de intensidad a medida que se fuesen produciendo más fallos. Obviamente, las descargas eran falsas.
Los resultados del experimento fueron aterradores. Aunque el gancho mostraba de forma clara el “sufrimiento” que le producían las descargas, el “maestro” continuaba haciendo preguntas y accionando las diferentes palancas, incluso aunque no tuviesen respuesta por parte del supuesto “alumno”. Más de la mitad de los participantes en el experimento estuvieron dispuestos a electrocutar a sus “alumnos” hasta dejarlos inconscientes –o incluso producirles la muerte- solamente porque otra persona les había dado instrucciones precisas para hacerlo.
La conclusión que sacó Milgram es de las que te hacen temblar: “una persona corriente que cumple con su trabajo y no parece especialmente hostil, puede convertirse en el agente ejecutor de un terrible episodio destructivo. Además, pese a la naturaleza dañina de un acto incompatible con los criterios éticos más elementales, pocas personas parecen tener la suficiente entereza para resistirse a la autoridad”.
La pregunta que sigue es ¿son suficientemente responsables nuestros "científicos con bata blanca" para llevar a cabo estos experimentos? ¿todos los participantes saben "a quién" han de obedecer, es decir, todos siguen las consignas del mismo "científico"? o se dejarían llevar también por sus supuestos "ayudantes" que día tras día "traducen" sus consignas. En el segundo caso, tendríamos un problema mayúsculo.
7.3.07
El veneno de la razón
Creo firmemente en que lo que ha hecho el actual ejecutivo respecto a la concesión del segundo grado a De Juana es lo único que, responsablemente, se podía hacer. Ahora bien, lo de tomar el “camino del medio” para hacer las cosas me parece que, cuando menos, ha sido un error de cálculo que, unido a las ganas que unos y otros tienen de exhibir sus victorias en unos casos y, su supuesta inquebrantable superioridad moral (y la de su oferta política) en otros, ha convertido en un “follón de mil demonios” un simple acto administrativo.
¿Existe alguna posibilidad de hacerlo peor? Sí, entrando al juego del “y tú más”. Ese, bajo mi punto de vista es el camino por el que bajo ninguna circunstancia se debería pasar en estos momentos. Sería la vía directa para caer también nosotros en el exceso.
No es momento de denunciar la hipocresía del adversario, es momento de defender posiciones con argumentos contundentes, que los hay.
El primero, De Juana ya ha pagado por los asesinatos, nos guste o no. Los tres años son fruto de otro delito y es sobre el que se aplica a prisión atenuada. ¿Merece un asesino que ya ha pagado su crimen con la sociedad que se le aplique un castigo más severo cuando, pongamos por caso, sea culpable de un accidente de circulación?
Por otro lado, si un idiota decide morir y lo hace público ¿pueden las administraciones públicas, cualquiera que estas sean, mirar hacia otro lado? ¿justificaría alguien que acabe muerta, víctima de malos tratos, una persona que haya presentado reiteradas denuncias de esos malos tratos en el caso en que las hubiese retirado posteriormente?
Muchos de los que saldrán a la calle el próximo sábado defenderán con igual ardor que el gobierno puede y debe saltarse la legislación en el caso de De Juana y, por otro lado, que nunca debió hacerlo en el asunto de los GAL; que los que están siendo juzgados como implicados en el 11-M son meros secundarios en los que el Estado está centrando todos sus esfuerzos dejando escapar a “los malos” y que De Juana es un secundario sobre el que habría que actuar de forma ejemplarizante; que Zapatero es una persona ruin y maquiavélica responsable de todas las decisiones y que no escucha a nadie, y a la vez que es un pelele en manos de ... (poner en los puntos suspensivos al grupo al que se tenga una mayor animadversión).
Como digo, no se trata de realizar un ataque con el “y tú más” que no lleva a ninguna parte, sino una defensa en base a destapar la incoherencia y el exceso del adversario en sus posturas.
---*---
Ha muerto José Luis Coll, maestro del humor inteligente. He leído que se quejaba, me imagino que entre otras cosas, de la falta de “ofertas” que los humoristas como él tenían. Amigo Coll ¿nunca te paraste a pensar que, en una sociedad guiada por una economía de mercado como la nuestra lo que cuenta son los consumidores y es de lo que, precisamente tu tipo de humor, parece ser que tiene cada vez menor número de personas capaces de seguirlo? Quizás tenía razón Arthur Clarke cuando afirmaba que la inteligencia en el planeta es constante y que la población sigue aumentando.
¿Existe alguna posibilidad de hacerlo peor? Sí, entrando al juego del “y tú más”. Ese, bajo mi punto de vista es el camino por el que bajo ninguna circunstancia se debería pasar en estos momentos. Sería la vía directa para caer también nosotros en el exceso.
No es momento de denunciar la hipocresía del adversario, es momento de defender posiciones con argumentos contundentes, que los hay.
El primero, De Juana ya ha pagado por los asesinatos, nos guste o no. Los tres años son fruto de otro delito y es sobre el que se aplica a prisión atenuada. ¿Merece un asesino que ya ha pagado su crimen con la sociedad que se le aplique un castigo más severo cuando, pongamos por caso, sea culpable de un accidente de circulación?
Por otro lado, si un idiota decide morir y lo hace público ¿pueden las administraciones públicas, cualquiera que estas sean, mirar hacia otro lado? ¿justificaría alguien que acabe muerta, víctima de malos tratos, una persona que haya presentado reiteradas denuncias de esos malos tratos en el caso en que las hubiese retirado posteriormente?
Muchos de los que saldrán a la calle el próximo sábado defenderán con igual ardor que el gobierno puede y debe saltarse la legislación en el caso de De Juana y, por otro lado, que nunca debió hacerlo en el asunto de los GAL; que los que están siendo juzgados como implicados en el 11-M son meros secundarios en los que el Estado está centrando todos sus esfuerzos dejando escapar a “los malos” y que De Juana es un secundario sobre el que habría que actuar de forma ejemplarizante; que Zapatero es una persona ruin y maquiavélica responsable de todas las decisiones y que no escucha a nadie, y a la vez que es un pelele en manos de ... (poner en los puntos suspensivos al grupo al que se tenga una mayor animadversión).
Como digo, no se trata de realizar un ataque con el “y tú más” que no lleva a ninguna parte, sino una defensa en base a destapar la incoherencia y el exceso del adversario en sus posturas.
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Ha muerto José Luis Coll, maestro del humor inteligente. He leído que se quejaba, me imagino que entre otras cosas, de la falta de “ofertas” que los humoristas como él tenían. Amigo Coll ¿nunca te paraste a pensar que, en una sociedad guiada por una economía de mercado como la nuestra lo que cuenta son los consumidores y es de lo que, precisamente tu tipo de humor, parece ser que tiene cada vez menor número de personas capaces de seguirlo? Quizás tenía razón Arthur Clarke cuando afirmaba que la inteligencia en el planeta es constante y que la población sigue aumentando.
5.3.07
Decíamos ayer ...
Hace un año decidí alejarme temporalmente del intento de analizar la actualidad debido principalmente a lo repetitivo de ésta y a la presión que este motivo ejercía sobre mis pensamientos y reflexiones, y que me hacía volver sobre los mismos temas, con los mismos argumentos, para llegar a las mismas conclusiones. Con el nuevo año decidí retomar este blog, pero tras leer el último post volví a caer en una desgana temporal, un año después mantenía toda su actualidad y continuaba corriendo el riesgo de repetirme, los actores, las situaciones, los asuntos, los puntos de vista de los protagonistas, etc, no habían variado lo más mínimo. Pero ¿es que después de un año no había ocurrido absolutamente nada?
Tras varias vueltas a la cabeza, he acabado concluyendo que quizás ese último análisis fuese un marco (o parte de él) y no el reflejo de una realidad concreta. Todo evoluciona y el límite se encuentra precisamente en el lugar en que lo queramos colocar y por ese motivo seguimos ahí, nada ni nadie ha querido modificar esos límites. Nos encontramos bastante bien viviendo en este espacio conocido donde todos creen poder dominar la situación. ¿es bueno? Definitivamente no. Como uno de los ratones protagonistas de “Quién se ha llevado mi queso” tememos movernos más allá, debido al supuesto riesgo de perder eso que creemos seguro.
El problema: no hay líderes claros. Es difícil que sobresalgan actores individuales dentro de las estructuras establecidas. Los hooligans de cada una de las opciones se han vuelto cada vez más fundamentalistas y su proselitismo tiene un efecto cierto que hace crecer esa masa a la se que se le impide ver más allá de lo que marca la ortodoxia y el oportunismo. Los estrategas han relegado a los ideólogos y seguimos mareando la perdiz con los mismos conceptos, nadie sobresale salvo en el campo de la consigna (de ahí el papel cada vez más relevante de los medios y los opinólogos, los primeros para mostrar la realidad tintada con el color del cristal que más convenga a los segundos y a sus intereses, y éstos, para interpretarla adecuadamente de cara a hacer que esta visión continúe creciendo).
Pero estos golpes de efecto no tienen consecuencias entre las huestes de los adversarios, solamente sirven de carnaza para las propias tropas. Ello no impide que sí tengan una consecuencia perversa. La gran masa social a la que se trata de cautivar experimenta una sensación de rechazo hacia lo cansino de este juego, en el que llega un momento en que ya no divierte y ni siquiera entretiene. ¿y qué hacen los responsables cuando eso se hace patente? ¿buscan soluciones? ¿examen de conciencia? Nooooooooooo.
En primer lugar y como medida de choque, escarban entre las miserias del adversario para intentar adjudicarle la culpa en exclusiva del desaguisado y, una vez superado ese primer momento, encargan a los estrategas que continúe la fiesta a la que se sumará, en el mejor de los casos, un nuevo argumento para desarrollar esa “creatividad” en la consigna a la que me refería un poco más arriba.
Uno se acaba preguntando ¿seguro que están tan equivocados los consumidores de prensa rosa? Ya puestos a ejercer como mero espectador, hacerlo sobre algo que no tenga consecuencias –cualquiera que sea la trama y el final- directas sobre cada uno.
Tras varias vueltas a la cabeza, he acabado concluyendo que quizás ese último análisis fuese un marco (o parte de él) y no el reflejo de una realidad concreta. Todo evoluciona y el límite se encuentra precisamente en el lugar en que lo queramos colocar y por ese motivo seguimos ahí, nada ni nadie ha querido modificar esos límites. Nos encontramos bastante bien viviendo en este espacio conocido donde todos creen poder dominar la situación. ¿es bueno? Definitivamente no. Como uno de los ratones protagonistas de “Quién se ha llevado mi queso” tememos movernos más allá, debido al supuesto riesgo de perder eso que creemos seguro.
El problema: no hay líderes claros. Es difícil que sobresalgan actores individuales dentro de las estructuras establecidas. Los hooligans de cada una de las opciones se han vuelto cada vez más fundamentalistas y su proselitismo tiene un efecto cierto que hace crecer esa masa a la se que se le impide ver más allá de lo que marca la ortodoxia y el oportunismo. Los estrategas han relegado a los ideólogos y seguimos mareando la perdiz con los mismos conceptos, nadie sobresale salvo en el campo de la consigna (de ahí el papel cada vez más relevante de los medios y los opinólogos, los primeros para mostrar la realidad tintada con el color del cristal que más convenga a los segundos y a sus intereses, y éstos, para interpretarla adecuadamente de cara a hacer que esta visión continúe creciendo).
Pero estos golpes de efecto no tienen consecuencias entre las huestes de los adversarios, solamente sirven de carnaza para las propias tropas. Ello no impide que sí tengan una consecuencia perversa. La gran masa social a la que se trata de cautivar experimenta una sensación de rechazo hacia lo cansino de este juego, en el que llega un momento en que ya no divierte y ni siquiera entretiene. ¿y qué hacen los responsables cuando eso se hace patente? ¿buscan soluciones? ¿examen de conciencia? Nooooooooooo.
En primer lugar y como medida de choque, escarban entre las miserias del adversario para intentar adjudicarle la culpa en exclusiva del desaguisado y, una vez superado ese primer momento, encargan a los estrategas que continúe la fiesta a la que se sumará, en el mejor de los casos, un nuevo argumento para desarrollar esa “creatividad” en la consigna a la que me refería un poco más arriba.
Uno se acaba preguntando ¿seguro que están tan equivocados los consumidores de prensa rosa? Ya puestos a ejercer como mero espectador, hacerlo sobre algo que no tenga consecuencias –cualquiera que sea la trama y el final- directas sobre cada uno.
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