Los casos de supuesta corrupción en un par de organizaciones, que se supone que trabajan para aliviar algunos de los problemas de los más necesitados, está causando gran revuelo y preocupación entre los profesionales y voluntarios que trabajan en el sector, así como entre los muchos ciudadanos que colaboran económicamente con este tipo de organizaciones.
Creo firmemente que este tipo de crisis no pueden acabar mal, antes al contrario, bien gestionadas pueden llegar a significar un fortalecimiento del sector en general.
A nadie se le escapa (y mucho menos a los integrantes del gremio, aunque son más reacios a reconocerlo públicamente), que muchas de esas personas que colaboran económicamente lo hacen simplemente por lo que Heath y Potter definen acertadamente como “consumo competitivo”: cubrir su “cuota de solidaridad personal”, para “estar al día”, para vender entre sus allegados su “compromiso con la época en la que le ha tocado vivir”, o para ofrecer una imagen de “buena persona”. Aunque suene fuerte, vendría a ser como aquel que se casa, tiene hijos o se compra un coche, porque es lo que toca socialmente. Otras muchas no, es de justicia reconocerlo.
Es a este primer grupo al que se le reconocerá rápidamente. Porque es este grupo el que busca una buena excusa para poder “ahorrarse” esa cuota “solidaria” –que en la mayoría de los casos ya estará amortizada- y poder especular con otros “valores”. Son de los que oiréis aquello de “yo colaboraba, pero ya no, es que no te puedes fiar de nadie”, etc, etc, etc. Yo no les dejaría irse de rositas.
La pregunta que les haría es la siguiente ¿dejarías de educar a un hijo porque en un par de centros se destapasen casos parecidos? Obviamente cambiarias de centro escolar, serías mucho más cuidadoso a lo hora de seleccionarlo, primarías aspectos que posiblemente antes pasases por alto, pero nadie en su sano juicio privaría de la necesidad básica de educación a sus hijos ¿dejarías de salir a cenar a un restaurante porque en alguno se haya dado un caso de intoxicación? idem ¿dejarías de operarte porque en un hospital se hayan dado casos de mala praxis?, esto nos lleva a la pregunta definitiva ¿dejarías de colaborar con los que ayudan y cooperan con los más necesitados porque dos organizaciones no han actuado correctamente?
Y la respuesta a esta pregunta es la que mostrará claramente el compromiso de las personas, la que diferenciará al “solidario porque toca” de la persona comprometida. Este es el mensaje que hay que enviar desde las ONGs. Los desertores no se pueden ir de rositas. Es momento de quitarse las caretas.
¿y eso reforzará el sector? Sí, los que se queden y los que lleguen, no solamente mostrarán que tienen la solidaridad como un valor real, demostrarán sobre todo un compromiso inquebrantable con ese mismo valor ¿hay algo más fuerte que eso?
5.4.07
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