Creo que el cuarto poder clásico no se está dando cuenta de quién le dota de ese poder, que no es otra que la propia sociedad movida por la credibilidad que ofrecen.
La actual situación fraticida que se vive entre los señores de los medios demuestra al menos tres cosas. Primera, que no han valorado, cegados por su ego y ambición, las consecuencias de la guerra en la que se han metido; segunda, que los intereses que les mueven tienen cada vez menos que ver con “proveer a la sociedad de información veraz” y, tercera, que su credibilidad la están basando más en el demérito ajeno que en el mérito propio, lo cual es bastante mediocre. Pero en la guerra todo vale y esta ya está declarada.
Ojalá, después de esto, acabe cada uno en el sitio que le corresponde
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